13 marzo 2008

Crónicas del fin del mundo (III)

¿Y luego, qué?
Todo esto de destruir la humanidad está muy bien, pero ¿luego qué pasa?
Pueden pasar varias cosas…
  • Que no sobreviva ningún humano, caso en el cual no hay más que dejar a la naturaleza, sabia ella, remediar sus errores. Darle esta oportunidad es lo mejor que se pudo haber hecho, por supuesto. Y esto será lo que, aun lentamente, hará con nuestro querido planeta, el que durante tantos años nos aguantó:
(pulsar para ver entera)
Extinción humana
(New York Times, imagen retocada para traducir)
  • Que haya un pequeño puñado de humanos supervivientes con capacidad para procrear intacta. La cuestión radica en qué hacer para evitar que caigan de nuevo en los errores del pasado. Es ya un clásico el reconocer que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y tres. Y veinte.
    Para sugerir lo que ocurriría, es necesario tener en cuenta las diferentes condiciones de vida que podrían darse en un mundo recién recuperado (o no) de una catástrofe de gran magnitud. En principio podemos extraer 4 situaciones posibles de aquí:

    Situación 1:
    Escasez de recursos, presencia de amenazas externas (normalmente el hecho de que aún exista el virus, radiación nuclear, extraterrestres invasores, o cualquier otra amenaza causante de la extinción que ha llevado a esto), y pocos humanos vivos, o dispersos en grupos muy pequeños.
    Resultado:
    Miedo y desinformación permanente, la gente se mataría entre sí a la mínima amenaza. Como al ser escasos las culpas no están disimuladas, puede que lleguen a coordinarse para sobrevivir llegando a ser peligrosos sólo para otros grupos humanos, no entre ellos mismos. Sin embargo, debido a la escasez es muy probable que las traiciones estén a la orden del día, haciéndose alianzas entre subgrupos de personas para evitar el “castigo” del resto, que no tardarían en detectar la traición.
    Supervivientes:
    Aquellos más inteligentes y con menos escrúpulos, “sociables”, capaces de manipular al resto y formar pequeños grupos traidores antes de que lo hagan los demás (o manipulando a más gente).
    Supervivencia:
    Probablemente nula, ya que los grupos se harían cada vez más pequeños, dispersos, vulnerables, y con la existencia de las amenazas externas aún presentes y la escasa capacidad de procreación, estarían condenados a desaparecer como especie mientras se mantuviese la situación.
    Conclusión:
    Más vale que se encuentren en un hipermercado blindado, harto de recursos alimenticios y sanitarios, con corriente eléctrica y armas de sobra para defenderse de los más que probables ataques en busca de comida, porque si no lo van a tener chungo los humanos…
    Situación 2:
    Escasez de recursos, cese de las amenazas externas, “tranquilidad” a nivel global, pero pocos humanos vivos (o dispersos).
    Resultado:
    Para conseguir alimentos, las puñaladas en la espalda sería la mayor preocupación que tendrían. Sin embargo, al no haber amenazas externas, es más probable que los grupos se desperdiguen en “tranquila” busca de recursos, y si existe algún conflicto se separen simplemente. No necesitan estar unidos para sobrevivir de las graves amenazas externas.
    Supervivientes:
    Los más individualistas y supervivientes, en el sentido de poder vivir en la naturaleza sin depender de nadie. Los “Robinsones” modernos, en definitiva.
    Supervivencia:
    Escasa, aunque mejor que en la anterior situación, al tener los humanos libertad de movimiento. En todo caso, el enfrentamiento entre grupos sería fatal, ya que harían lo posible por robarse incluso a pesar de su escaso número. Y a todo eso añadir la necesidad de juntar machos y hembras en suficiente cantidad y variedad genética para sostener la especie, como seres vivos que son.
    Conclusión:
    Aquí es ligeramente más fácil sobrevivir como individuo si uno se las apaña bien; pero más vale ponerse a cubierto como te topes con algún humano desconocido porque entonces sus pensamientos no serán “Oh, más soldados para combatir a los zombies”, sino “Oh, más pardillos para robarles el bocadillo”. En todo caso, la supervivencia como especie es el gran problema.
    Situación 3:
    Abundancia de recursos, amenazas externas presentes, pocos humanos.
    Resultado:
    El aislamiento sería la norma. Quizás es la situación en la que menos se matarían unos a otros, puesto que lo que no falta es comida, y sin embargo la vida de todos los componentes del grupo es casi imprescindible para seguir sobreviviendo ante las amenazas (excepto en el caso de que ésta sea un virus o similar, ya que podría propagarse por contagio). Sin embargo, esta es la teoría. En la práctica, es muy probable que las ejecuciones sumarias sean el principal entretenimiento humano, ante la falta de preocupación por la comida. ¿Que éste tiene cara de pactar con los extraterrestres? PUM. ¿Que éste ha salido a dar una vuelta por territorio contaminado? PUM… y así.
    Supervivientes:
    Los que acatan las órdenes y no chistan nunca, los más “borregos”, los que nunca dan problemas… y los que asumen el papel de líder de éstos. Dadas las circunstancias, ser líder en una situación así no requiere de ninguna extraordinaria habilidad personal, con lo cual tampoco es destacable algún detalle sobre sus cualidades.
    Supervivencia:
    Es posible, pero el excesivo aislamiento acabaría por minar la variedad genética, lo cual según las teorías de la evolución, a la larga derivarían en la extinción. Al ser grupos pequeños no se produciría diferenciación de especies. Todavía está la esperanza de que éste es un proceso lento y que algún día cesen las amenazas externas y se pase a la situación 4.
    Conclusión:
    Me da que la tasa de suicidios sería bastante alta, sobre todo por el aislamiento. No creo que haya muchas esperanzas en una situación así en cuanto a supervivencia. En cuanto a estabilidad social, ya es nula, con lo cual importa bien poco, puesto que nos hemos cargado a casi toda la humanidad con la esperanza de darles una lección y cambien, si es que esto es posible.
    Situación 4:
    Abundancia de recursos, ninguna amenaza externa, pero pocos ejemplares humanos o muy aislados entre sí.
    Resultado:
    No existiría ya una competencia por supervivencia, sino un retroceso a una situación similar a la del feudalismo, competencia por hacerse con la mayor parte del territorio y riquezas. Sería necesario un MUY bajo número de supervivientes a la catástrofe apocalíptica para que esto no tenga lugar, ya que carecería de sentido tener control absoluto sobre… nada. En este caso sería muy difícil predecir la situación, ya que dependería mucho de las características de los supervivientes. Las masas provocan un “estandarizamiento” del comportamiento humano, y realmente el resultado, si existieran tales masas, sería una nueva sociedad feudal con características futuristas.
    Supervivientes:
    En general, no serían habituales los muertos de forma no natural. Es posible la supervivencia para casi todos. Sin embargo, si el número es suficientemente alto, acabaría creándose una clase “noble” cuyos componentes y perfil psicológico no serían muy distintos de los que han existido históricamente. Carencia de escrúpulos ante todo. No se puede ser un buen duque o conde sin más cara que espalda.
    Supervivencia:
    Muy probable.
    Conclusión:
    Para conseguir el objetivo pretendido desde un comienzo, haría falta reducir al máximo la población humana en la primera catástrofe apocalíptica. Y, si es posible, seleccionarlos de tal manera que haya un poco más de dignidad, inteligencia y sensatez conjunta.
Además de todo esto, aporto un par de enlaces que podrían ser interesantes para observar las consecuencias con o sin supervivencia de humanos, respectivamente. Uno es una especie de informe estratégico sobre las consecuencias de una guerra nuclear global que destruyese casi toda la humanidad, y otro un reportaje del National Geographic sobre lo que ocurriría si, de pronto, desapareciesen todos los humanos de la Tierra sin más efecto que ése: