Sin embargo, casi todas las culturas caen en el mismo error, al considerar el alma como un ente de existencia semiindependiente a nosotros (si morimos, el alma pervive; sólo algunas subsectas creen que el alma muere con el cuerpo). Otras, aumentan el número de entes a tres, como las religiones basadas en la Biblia (espíritu: lo que se comunica con Dios y distingue el bien del mal; alma: lo que es la personalidad del humano en su conjunto, emociones, mente y voluntad; y cuerpo: lo puramente físico y que desaparece al morir).
Algunos incluso creen que es totalmente independiente de nosotros (las que creen en la reencarnación, el cuerpo sólo es un vehículo temporal desechable que va cambiando).
Sin embargo, cuando uno analiza científicamente la existencia del alma, hace aguas por todas partes. Todos los experimentos científicos que se han hecho con la mente han descubierto que todo aquello que nos guía está representado por sinapsis neuronales que se activan o desactivan, que fluyen en un sentido u otro, y que están enormemente influenciadas por el medio en el que una persona ha crecido, sido educado y vivido. Ni una sola evidencia de que haya "algo" que desaparezca al morir, ni de "algo" que trabaje de forma independiente al cerebro y que tome algún tipo de decisión. De hecho, se ha demostrado que el cerebro toma las decisiones por nosotros incluso antes de que nos demos cuenta.
Pero ahora es cuando comienzan mis elucubraciones, ya que el alma es un tema demasiado intenso como para ser directamente ignorado a pesar de todas esas pruebas. Desde los albores del tiempo se había creído que la consciencia, o mejor dicho, autoconsciencia, era algo exclusivo de los seres humanos, y era una de las características de las que nos proveía el alma regalada por Dios. Con el paso de los siglos y la ciencia, se ha descubierto que los animales más simples no sólo tienen consciencia, sino que muchos de los superiores han demostrado de forma evidente que poseen autoconsciencia (delfines, elefantes, primates superiores...), aunque esto no signifique que los animales que no lo hayan podido demostrar experimentalmente no la posean, sino simplemente que no pueden expresarlo en un lenguaje que nosotros podamos comprender. Es perfectamente posible que todos o casi todos los vertebrados posean algún nivel de autoconsciencia, y me atrevo a decir incluso invertebrados (los pulpos tienen un alto grado de consciencia).
La consciencia es un fenómeno emergente, que surge de la complejidad. No existe consciencia en una célula, pero sí en millones de células comunicándose entre sí. Es esa comunicación la que crea consciencia. ¿Cómo? Hay muchas teorías, y un buen libro para aprender más sobre el tema sería "La nueva mente del emperador", de un físico-matemático, Roger Penrose. Pero lo que yo creo realmente es que esa comunicación se va armonizando con la evolución. Autoperfeccionándose, esa comunicación adquiere patrones, regularidad, "música", autorregulación, etc... hasta que tiene tal grado de perfección esa música, que "crea" un ente con un autocontrol tal que expresa los "síntomas" de una consciencia: usa su cuerpo para interaccionar con el entorno, manipulando herramientas, relacionándose con otros seres vivos, creando sociedades de diferentes grados (desde una colonia de hormigas, que sería una consciencia exclusivamente colectiva, hasta una sociedad humana, mezcla de consciencias individuales y colectivas).
Precisamente en esa colectividad de consciencias está la clave del punto al que quiero ir. ¿Qué es para mí el alma? Para mí, es un segundo fenómeno emergente que surge no de la comunicación entre células, sino de la comunicación entre consciencias ya asentadas. La cultura es la primera "expresión" del alma, no es un ente individual, único por persona, ni independiente de éstas. Es ambas cosas, dependiente de la individualidad pero surgido de la colectividad. Quizás es un fenómeno tan extraño que sea difícil de explicar o entender, y tal vez daría más para un libro que para un artículo. Pero está presente a la vista de nuestros ojos. Los seres humanos actuamos como si fuéramos una colonia de hormigas cuando se juntan muchas consciencias (manifestaciones, estadios deportivos, conciertos, ciudades, incluso pueblos). Cualquier persona observadora creería que en realidad son la misma persona actuando en las mentes de todos, pero ni lo es ni deja de serlo. La humanidad ha creado una cantidad tan grande de "almas" culturales, que con la invención del lenguaje hablado, escrito y posteriormente Internet, han chocado multitud de veces, en una cacofonía musical terrible. De ahí han surgido tantas guerras, odios, rivalidades... y amores. Amores cuando esa música suena armónicamente con la de otra u otras personas. ¿No es típico decir "es tu alma gemela"? Para mí es como decir "la música que resuena en mi mente producto de la experiencia que he vivido, sentido, y elegido es armónica con la que suena en la tuya". Que no quiere decir que sean personas parecidas, ni que piensen lo mismo, ni siquiera que tengan unos valores similares. Sólo es necesario que encajen de maravilla y ambos puedan evolucionar juntos para crear una nueva "canción" que los hace sentirse una sola persona.
Esa sensación tan poderosa de sentirse unido a otro es el verdadero amor (en sus diferentes grados, claro está), y es lo que nos mueve tanto a querer pertenecer a la sociedad, colectivos o "tribus" para no sentirse desligado de esa música universal. No siempre es una buena elección unirse a una música determinada, por ejemplo la religión (especialmente si es una religión con grandes fallas en su concepto de moral). Para volverse una oveja más de un corral maligno, es mucho mejor ser una nueva canción independiente que suene en el mundo en busca de una canción armónica a ella misma, que puede ser una sola persona, o muchas, puesto que el amor no tiene límites y sólo puede crecer.
Internet es un arma muy poderosa de comunicación. Al interconectar todos los puntos del globo instantáneamente, es muy posible que surja una nueva autoconsciencia por sí misma del fenómeno masivo de comunicación que estamos produciendo. En el futuro, más que de un robot individual creado por la mano del hombre, es mucho más plausible que surja consciencia del sistema interconectado de la red de redes y un día todos recibamos un e-mail con un mensaje para los seres humanos:
"¡Hola, mundo!"