Es un 'sub-nick' que suelo poner en mi messenger. Básicamente expresa mi deseo de que algún día los muertos se levanten sobre la Tierra y se tomen su justa venganza sobre todos los vivos. Ellos serán los mejores jueces que podríamos imaginar, ya que tanta gente dice "tú no eres quién para juzgar a nadie".
Y no, no soy quién para juzgar a nadie, pero nadie jamás me quitará mi derecho a opinar o pensar de la forma que a mí mejor me parezca, y eso incluye el odio que mantengo hacia la Humanidad como conjunto.
No, no te odio, tranquilo, ser humano que me lees. Ya que, si has leído bien, habrás entendido "Humanidad como conjunto", no a todos sus individuos de forma unitaria, y uno por uno. No tengo tanto odio dentro como para repartirlo entre todos, ni tampoco todos se lo merecerían. Si yo te odiase, no necesariamente tendría que odiar tu hígado, o tu sangre, o tu bazo, ni tu páncreas. Te odiaría a ti. Igual que si te amase. Por tanto, la Humanidad, como un conjunto formado por todas sus personas, es un auténtico virus (leer el texto en negrita, cuya opinión comparto). Para los que no sepan inglés, Smith en The Matrix define al ser humano como la única especie del planeta Tierra que sobrevive a base de destruir el medio ambiente que habita, tras lo cual se traslada a otro medio distinto, junto al virus.
¿Aún alguien no lo cree? Os voy a dar un ejemplo bastante fácil de entender. ¿Quién no ha visto o tenido alguna vez un ratoncito o ratoncita al que le tuviera mucho cariño? ¿Eso implica que no deje de desear el exterminio del animal que más muertes humanas ha provocado? ¿Dejarías de poner veneno en tu edificio si vieses una plaga de ratas para provocar su muerte masiva?
Pues bien, si yo tuviese en mis manos el botón para activar todas las bombas atómicas del mundo, estratégicamente colocadas alrededor de todo el planeta, sin dudarlo lo pulsaría.
O quizás no... pensando en los pocos ejemplares de humanidad, retazos a los que adoro... sin embargo ¿existiría la posibilidad de destruir este planeta y escaparnos a otro algunos pocos? ¿Cambiaría eso el destino al que está llevado la Humanidad?
Fijaos en su historia, principalmente. Alguien podría pensar que el mundo es víctima de cuatro (o cien) personas con el poder en sus manos. Sin embargo, no se dan cuenta de que ese poder es auspiciado por todos. Hitler, Mussolini, Lenin, Stalin, Mao, Pol-Pot y otros elementos están ya bien revueltos en sus tumbas, y próximamente también lo harán Pinochet, Tony Blair, George W. Bush, Saddam Hussein y otros elementos. ¿Y qué ha cambiado en el mundo por ello? Nada. Es más, va cada vez a peor. ¿Qué ves a tu alrededor por la calle? ¿Angelitos, amor, compañerismo, solidaridad? La tendencia global de los esfuerzos individuales de cada persona tiende en suma hacia la opresión, la destrucción, el egoísmo insolidario y el odio. Por cada persona que trata de luchar por un mundo mejor, hay centenares y miles delante y detrás suya procurando lograr su mejor bien (e incluso a veces también su propia destrucción) a costa de todos los demás. Así estamos socializados, y nadie puede hacer nada con su voluntad individual para cambiarlo. Si habéis visto "El Jardinero Fiel", tendréis una muestra de cómo funciona el mundo a gran escala con un caso concreto de una persona que lucha por el bien de millones de africanos, por encima de todos los africanos, europeos y demonios que le impiden lograr su objetivo hasta matarla a ella y al único que la apoyaba. Con su muerte, el mundo sigue tranquilamente su tendencia: la destrucción por un poco más de dinero. Salí de esa película aumentando mi sensación de odio hacia esta Humanidad de la que por desgracia somos parte.
La solución ¿está en nuestros jóvenes del mañana? Oh, no, cada día el panorama juvenil de nuestra Tierra está peor. Ahora cada vez son más los que asesinan, los que provocan suicidios, torturan, roban y faltan el respeto físico y moral a los adultos. ¿Era concebible algo así hace 50 años? No quiero ni imaginarme cómo serán ellos dentro de 50 años, ni qué será de los jóvenes de ahora cuando sean adultos. No hay solución. La tendencia empeora. Las guerras de antes eran por honor, amor y supervivencia. Las de la Edad Media pasaron a ser por religión, rencillas entre reyes, territorios, y las causas anteriores. Todavía era pasable... Pero ¿y hoy? ¿Por qué son hoy las guerras? Es inconcebible una guerra así, hoy en día. Lo son por dinero ¡Por dinero! ¡Por un trocito de metal convertido en otra cosa que el metal original y que el hombre le da un valor específico! ¡Por petróleo! ¡Un líquido fácilmente sustituible que nadie se atreve a sustituir... porque da dinero!
Peor aun: antes se decía "vamos a darles bien por el culo". Ahora se dice: "vamos a liberarlos de la opresión". Que la gente opine lo que quiera, pero si yo tuviera en mis manos el destino de la Humanidad, trataría de acabar con ella antes de que sea peor para los 8.000 millones de humanos que seremos dentro de no mucho. ¿O mejor dejarlos que sufran su propia mierda? ¿Qué piensas?
En definitiva, yo no pienso personalmente dedicarme a los demás, a sacar chapapote en Galicia, a hacer de misionero, a curar gente en África ni a proclamar la paz mundial. Pienso dedicarme en exclusiva a mis seres queridos, a esas personas a las que sé que si hiciese algo por ellos los haría un poco más felices, y que no se me va a echar encima media humanidad para tratar de impedírmelo. He perdido la esperanza en la Humanidad, aunque otras personas más utópicas en ese sentido que yo aún la tengan. Porque yo soy tan utópico como otras personas, pero en otros aspectos de la Universalidad, que no ya en la Humanidad.
Y no por ello te odio a ti, lector, ni a tu vecino, ni a tus seres queridos, ni te traicionaría por nada del mundo. Mi odio es al organismo, no a sus órganos, y quizás yo, ahora más que antes, me considere una persona con poca maldad dentro de mí. No tan poca como para ganarme el cielo, pero la suficiente para ser leal a mis allegados y a mis idealismos sobre la vida y las personas.
Lo que no quitaría que, quizás, si tuviera ese botón a mi alcance...
1 comentario:
Lo suscribo, pienso (más o menos) igual.
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